En el esfuerzo conjunto de todas las naciones por encontrar un desarrollo sostenible, responsable y amistoso con la naturaleza, este documento sostiene que es necesaria la conversión de la humanidad en relación con su medio ambiente. Este documento plantea que es de suma importancia el cambio de la imagen del mundo, de nosotros mismos y de Dios. El documento concluye de esta manera: “Nuestra supervivencia (survival) y las de muchas especies en este planeta, está en riesgo, y el peligro se hace cada día más cercano. En el fondo, ha sido una determinada visión religiosa la que nos ha conducido hasta aquí, y ha sido la misma visión religiosa que ha hecho posible el capitalismo, hoy hegemónico en el sistema económico globalizado. Es indispensable otra visión religiosa que reconduzca nuestro actual caminar hacia el desastre.
Son las religiones, y la teología concretamente, quienes tienen la mayor responsabilidad sobre el pasado, y una gran capacidad para afrontar la urgente tarea de cambiar nuestra visión. Sólo dejaremos de destruir la naturaleza y de autodestruirnos cuando nos dotemos de una nueva visión que nos haga conscientes de la dimensión divina de la naturaleza y de nuestro carácter plena e inevitablemente natural”.