Description
El autor se sitúa en el contexto de la realidad centroamericana. Analiza las causas históricas, políticas, económicas, sociales e institucionales que provocan tanta violencia. Luego presenta la fe cristiana como una fuerza material capaz de contribuir a la solución de la violencia. El autor destaca el rol protagónico de la Iglesia en el proceso de pacificación con justicia en los pueblos centroamericanos:
“Las soluciones a los problemas de pobreza, violencia y desigualdad o se dan en conjunto o difícilmente se darán. Somos países muy pequeños, muy ligados unos a otros, que o nos desarrollamos juntos o tendremos más dificultades para desarrollarnos. La Iglesia, con su dimensión centroamericana, puede también estimular el sentimiento de nación grande con proyectos comunes de desarrollo y justicia social en el área. El mucho trabajo y los pocos recursos mantienen hasta ahora un excesivo aislamiento y distancia para problemas que son comunes. Pero las Iglesias comienzan ya en algunos aspectos a plantearse objetivos y actividades comunes. La problemática de la migración está empezando a abordarse centroamericanamente, aunque todavía de un modo tímido. Siendo a nivel Centroamericano la institución con mayores fortalezas y cohesión interna, la Iglesia Católica tiene la enorme responsabilidad de enfrentar los problemas que son de todos de modo común. En la medida en que lo haga, aportará también al problema de la violencia soluciones de mayor viabilidad y durabilidad”.