Con motivo de la conmemoración del X Aniversario de la muerte martirial de Mons. Oscar Arnulfo Romero, IV Arzobispo de San Salvador, el V Arzobispo de San Salvador, Mons. Arturo Rivera y Damas (QDDG), anunció formalmente que, a partir de esa fecha (24 de marzo de 1990) dadas las valoraciones sobre las características de su vida y muerte, quedaba abierto el espacio pertinente y se procediera a Introducir la Causa de Canonización de Monseñor Romero. Entre los argumentos para su canonización se menciona: “Contribuirá a rescatarlo para la vida de la Iglesia e iluminar el ministerio pastoral y la opción preferencial por los pobres y los pecadores, ya que su recuerdo sigue siendo también interpelación, denuncia, desenmascaramiento y exigencia de conversión, y estaríamos reivindicando, en el justo sentido del término, la persona y vida de Mons. Romero. Muchos lo criticaron, lo desprestigiaron, lo condenaron, aplaudieron su crimen. Muchos que se decían católicos. Otros han querido manipularlo con fines no precisamente evangélicos. Pero es innegable que es un mártir salvadoreño, un cristiano contemporáneo “a carta cabal”. Es parte de nuestra Historia de Salvación en El Salvador. Es nuestro MONSEÑOR, ejemplo y modelo para toda la humanidad que busca, en un mundo materializado y egoísta, darle sentido a la vida”.