dc.description | El autor sitúa en la tensión de la vocación a la Compañía de Jesús: “La llamada a ser fiel de una manera creativa a las ‘polaridades ignacianas’, es el principal reto al que nos enfrenta este nuevo decreto. Es muy difícil ser contemplativo y activo al mismo tiempo, sin impulsar un aspecto más que el otro. Aquí, insiste el decreto, está el corazón de la identidad jesuita: estar siempre totalmente enraizado en Dios y simultáneamente inmerso en el mundo. Idealmente, los jesuitas viven de una gracia sobrecogedora que nos inclina a ver el mundo con los ojos de Cristo, amándolo con Su corazón y sirviéndole con Su compasión. No se trata de buscar las necesidades, o hacer el bien, o actuar de un modo justo, solos. Ni se trata de tener fe, orar, o vivir de un modo contemplativo, solos. Más bien se trata de hacerlo juntos. Tanto en los párrafos del decreto sobre las polaridades ignacianas, como en los párrafos que tratan explícitamente de seguir a Cristo, se muestra que, cuando estamos con ÉL, estamos activos en el mundo y que, cuando estamos activos en el mundo, estamos con ÉL. El reto es no dejar nunca que se disuelva esta unión creativa entre la oración y el servicio”. | |