El autor da criterios claros para entrar con gran liberalidad de ánimo a la experiencia de los ejercicios espirituales. Brinda elementos importantes para el acompañamiento que se requiere para una auténtica experiencia de Dios. El autor dice lo siguiente: “Profundizando un poco más, fuera de lo anecdótico, en la experiencia de los EE constatamos una relación entre el ejercitante, que es el sujeto activo, con el que da los EE o ejercitador, que conduce al anterior hacia su encuentro con Dios. Y es aquí, en el distinto y específico papel del ejercitador y del ejercitante, donde podemos encontrar un modelo vivo de interacción ejercitador-ejercitante, maestro-discípulo. Es precisamente en estos roles, en los que queremos profundizar en esté artículo: ‘el que da los ejercicios’ y ‘el que los recibe”.