La vida religiosa es una vocación, es decir, una invitación para amar y servir de una manera específica y con una identidad configurada por el don y la gratuidad de Dios. El Padre Eduardo Valdés hace “una breve introducción a este aspecto de novedad que tiene la vida religiosa, más específicamente, los votos - como caminos de amor para mostrar que todo Dios es amor y que nosotros nos movemos por el puro amor".