Description
Tras las palabras de este artículo fácilmente podrá reconocerse un esquema para unas pláticas a voluntarios de un centro de atención a transeúntes y personas sin domicilio. Las referencias y ejemplos, necesariamente, hacen referencia a este colectivo. Es con el que estoy más familiarizado. Fácilmente, pienso, el lector podrá hacer las adaptaciones pertinentes al sector de población que más conozca.
Me gusta recordar cuando tuve conciencia de entrar dentro de este mundo. Conciencia de empezar y de ser introducido. Es una escena que no olvidaré. Por la vergüenza que pasé, y por lo que significó. Una tarde de invierno encontramos en una céntrica calle a una persona a la que íbamos acompañando hacía tiempo, iba muy bebida. La invitamos a ir al Centro. En un determinado momento se puso a orinar allí mismo. En medio de aquella concurrida avenida. Yo me encontré a su lado, aguantándole. No fuera a caerse. La gente que pasaba miraba aquel espectáculo grotesco: un hombre bebido, orinando en medio de la calle, sostenido por otro. Y ese otro era yo. Dios mío, qué vergüenza! Allí mismo caí en la cuenta. Me pregunté de qué lado estaba: del de aquellos que pasan y miran, o del otro. Del de aquellos que aguantan a los que de otra manera caerían.
Un ejemplo puede ayudarnos a entender cómo se llega a la marginación y la calle. (Saco la imagen del libro "El camino de la felicidad"). Nuestras vidas vienen a ser como cuerdas. Hay cuerdas muy gruesas y resistentes. Pero cuerdas que están hechas a base de otras cuerdas bien trenzadas. Hechas, en definitiva, de hilos muy finos. Nuestras vidas son como estas cuerdas. Y aguantan el peso. Y en principio están pensadas para que aguanten (y nos aguanten la vida). Cada uno de estos hilos delgados, trenzados y que dan solidez, son la historia personal, la historia familiar, la educación recibida, la experiencia de infancia, la capacitación, el éxito laboral, el sentirse querido, la amistad... toda una serie de cosas que configuran nuestra vida y nos dan seguridad. Y cuando se nos rompe una de estas cuerdas más delgadas (dolores, experiencias negativas, pérdidas, paro...) en principio, nuestras vidas aguantan porque la cuerda aguanta, aunque haya algunos hilos rotos. Entonces, cuando hablamos de marginados, estamos hablando de gente que tiene muchas cuerdas ya rotas. A veces pensamos, "como es posible que eso -aquel hecho- haga que esta persona se hunda, ¡si no es para tanto!”- Y es que esta persona que se ha hundido al parecer por una tontería, tenía toda una serie de hilos rotos, y ha bastado la última presión para que la cuerda entera haya acabado de romperse. Ante todo esto, la esperanza -no demostrada, pero siempre vigente- es que siempre es posible hacer nudos en las cuerdas. Esto cuesta. Y cuanto más gruesa es una cuerda, más cuesta. Aunque siempre es posible. Y hemos de reconocer que una cuerda rota a la que se hace un nudo no tiene la misma resistencia que antes. Pero no debemos olvidar que siempre es posible hacer el nudo.