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El Papa Juan Pablo II, en su Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, exhorta a los cristianos a celebrar el fin del Milenio, ya que, "lo nuevo brota de lo viejo", lo cual tiene una significación histórica y aún cósmica, pues este calendario ha partido desde el nacimiento de Cristo.
Lo anterior promueve la lectura de los signos de los tiempos en el presente, para aclarar lo que ha permanecido igual y lo que ha cambiado, para identificar los desafíos y las posibilidades que están dentro de nosotros para renovar nuestra fe con esperanza y alegría en el camino del Espíritu Santo hacia el futuro.
Estas notas tratan de explicar qué es la celebración del Jubileo desde una perspectiva liberadora en nuestro tiempo y dentro de una globalización de la economía, de la ética, de la política, de lo social y de la misma religión, y de esta manera entender cómo la inversión, el mercado y las relaciones comerciales y humanas están siendo institucionalizadas a escala global.
El Eclesiastés se ha convertido hoy en uno de los libros de mayor reflexión para el cristiano, como lo anota Gustavo Gutiérrez: “Hay muchas cosas nuevas bajo el sol", lo cual significa que hay necesidad de una ruptura histórica.
