dc.description | Se podría afirmar de entrada que, probablemente, no exista otra dimensión de la cultura que posea tantas posibilidades para su desarrollo y, al mismo tiempo, que cuente también con tantas dificultades y riesgos. En efecto, parece que ninguna otra formación social ofrece tantas posibilidades de expansión y de plenitud para el ser humano como la dimensión religiosa, y que, quizá, ninguna otra posea tampoco su potencialidad destructiva. De ahí, quienes andamos de lleno metidos en estos ámbitos de fe, deberíamos tener una conciencia muy clara de la ambigüedad que siempre encierra. La historia de las religiones debería servirnos de recordatorio sobre todo ese poder edificante y destructivo que, en efecto, ésta posee.
En el análisis de nuestro tema fijaré primero mi atención en las posibilidades con que cuenta la experiencia religiosa para desarrollarse en el psiquismo humano. En la hondura de las raíces con que esta experiencia nace en nosotros se nos hará ver, desde el primer momento, la ambigüedad misma que puede encerrar. En la segunda parte, desde una vertiente más psicosocial pasaremos a considerar algunos elementos de nuestro mundo actual que parecen potenciar tanto las posibilidades como el rechazo de la experiencia religiosa. Terminaré haciendo algunas indicaciones de lo que, dentro del contexto de la espiritualidad ignaciana, podríamos encontrar como orientación sobre cómo hablar de Dios hoy. | |