Description
El acompañamiento espiritual, sea cual sea la manera de entenderlo, tiene que ver con lo más íntimo, personal e inviolable de la persona. Quien desempeña la tarea de acompañante sólo puede hacerlo desde la absoluta modestia de sentir que se le permite la entrada; desde la humildad de quien sabe que se le invita a participar, y sólo como acompañante, en el camino del Espíritu que recorre la persona acompañada.
Y como se trata de participar en la obra del Espíritu, todo acompañante ha de avanzar con profundo respeto, como de puntilla, sabiendo que se mueve en tierra sagrada. Será sobre todo testigo que reconoce la acción de Dios y ayuda a distinguirla de la que sólo lo es en apariencia. Además, su actitud será a menudo de admiración y adoración ante Aquel que siempre y en todo tiene la iniciativa y nos desborda absolutamente.
Supuesto lo dicho, quienes nos embarcamos en el acompañamiento espiritual deberíamos tener presentes de modo constante las siguientes advertencias que se desarrollan seguidamente.