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Para hablar de los valores de los y las jóvenes debemos precisar para empezar que todo intento de generalizar es forzosamente injusto, ya que existen más bien diferentes colectivos de personas jóvenes, pero no «juventud».
Los cambios sociales de los últimos tiempos, la experiencia de los avatares históricos, han configurado un tipo de joven distinto del que aparece en los tópicos de la literatura juvenil y en las imágenes más comunes que se manejan en el mundo adulto. Esos cambios han influido decisivamente en el cambio de valores que hemos sufrido en los últimos años.
Una persona joven no puede ser definida por parámetros puramente intencionales. Por tanto, el primer factor que hay que considerar es el de la edad. Normalmente se afirmaba que la juventud comprende entre 15 y 26 años. Pero actualmente se prorroga la edad hasta los 30 años. Por eso debemos distinguir entre la primera y la segunda juventud (juventud adulta).
Aunque el crecimiento de la esperanza de vida puede resultar, importante, lo que determina esa prolongación es la dificultad creciente que encontramos para incorporarnos a lo que tradicionalmente se entendía por vida adulta: la estabilidad afectiva, económica, laboral... y la consiguiente independencia. Los problemas de vivienda, la dificultad de acceso al mercado laboral (crecientemente precarizado) y la prolongación de las etapas de formación son los aspectos más relevantes de la condición juvenil.
Si antes se robaba el presente a los/as jóvenes afirmando que suyo era el futuro, ahora es la precariedad transitoria la que nos impide poseer plenamente nuestra vida y nuestro destino.
Por último, nuestro ser está también marcado por la cultura juvenil. Dicha cultura puede ser compartida por personas que son biológica y socialmente adultas, además de prestarse a manipulaciones ideológicas: el estilo juvenil es un producto rentable; aparentemente la cultura juvenil empapa toda manifestación social y cultural (mientras somos criminalizados/as por los MCS). Pero es indudable que existen varios estilos juveniles, varias subculturas juveniles que, tomadas en su conjunto, configuran un complejo de ideas, valores y referencias que constituyen «la cultura juvenil».