| dc.description | El capítulo 6 del evangelio de San Juan narra cómo Jesús dio de comer a una muchedumbre hambrienta con sólo cinco panes de cebada y dos pescados. Sobró pan hasta llenar doce canastas con los pedazos que evidenciaban el hartazgo.
Al día siguiente la gente fue a buscar a Jesús quien inmediatamente percibió que, con el estómago lleno, el ánimo tiene bastante atrofiada la sensibilidad para asuntos de mayor trascendencia. Resuelto el problema del momento, el pragmatismo inmediatista renuncia a preocuparse de los temas de fondo. Así que el largo y fundamental discurso sobre "el pan de vida" debió sonarle al auditorio a música celestial. Muchos de sus propios discípulos reaccionan con un escepticismo crítico y le espetan sin mayores sutilezas: "¡Este lenguaje es muy duro!" (Jn 6, 60). A continuación se produce una deserción masiva y sin contemplaciones.
Algo parecido sucede a mucha gente, discípulos o no, que admiran y aplauden decididamente las obras sociales de la Iglesia (pensemos por ejemplo en instituciones como los comedores y Cáritas o en personas como la Madre Teresa de Calcuta) pero que, al escuchar la enseñanza social de la Iglesia y sus exigencias, prefieren olvidar la piadosamente si es que no la rechazan aduciendo también que es "un lenguaje muy duro”. Con demasiada frecuencia sigue funcionando el esquema de que las acciones caritativas de la Iglesia están muy bien con tal de que no se llegue al terreno vedado de las exigencias radicales de la justicia. Estas apuntan a eliminar no sólo el hambre sino las causas que la producen. Plantear cambios de actitudes y de estructuras es un mensaje poco agradable para muchos oídos.
Los párrafos precedentes sirven de preámbulo para introducir la presentación y el comentario del documento del Pontificio Consejo Cor Unum titulado “El hambre en el mundo. Un reto para todos: el desarrollo solidario”. El documento está fechado el 4 de octubre de 1996 en la Ciudad del Vaticano y lleva las firmas del arzobispo Paul Josef Cordes y de Mons. Iván Marín, presidente y secretario respectivamente del mencionado organismo de la Santa Sede. La presentación corre a cargo del Cardenal Angelo Sodano, Secretario del Estado del Vaticano. Por consiguiente se trata de un documento que expresa, con un alto nivel de autoridad, el pensamiento y el sentir de la Iglesia.
Como todo texto que se dirige a personas y naciones del mundo entero, marca pautas generales pero es importante resaltar que, frecuentemente, desciende a tratar ejemplos y situaciones concretas.
La presentación de los contenidos del documento en los párrafos que siguen se hará en torno a tres temas: el hambre como realidad, el desafío ético que plantea para la justicia y una propuesta de conversión en clave estructural en vista a fomentar la solidaridad como actitud básica para el desarrollo humano. | |
