Description
La rapidez, profundidad y el carácter de las transformaciones en las dos últimas décadas implican un cambio de época dominado por una revolución conservadora de carácter mundial, que pretenden presentar la inevitabilidad de una mundialización homogénea y neoliberal del mercado mundial, basada en la privatización, competencia y liberación de las economías, bajo la égida de los organismos financieros internacionales. La mundialización domina y conforma los cambios determinantes de los últimos años:
La concentración y centralización del poder tecnológico, financiero, político y militar en pocas manos y países, como nunca antes en la historia, provocando una mundialización desde arriba. Al mismo tiempo, la pobreza y el desempleo han crecido, excluyendo a grandes masas de población convertidas en población superflua, con mayor fragmentación y polarización de las sociedades tanto de las sociedad de los «dos tercios» en el Norte como de la de «un tercio» en el Sur.
La revolución tecnológica que, con la desmaterialización de la producción y la automatización del trabajo, ha permitido la revolución de la gestión y la informática, un cambio en las ventajas comparativas tradicionales que hoy se determinan por la intensidad del conocimiento y la acumulación flexible, cada vez en manos de menor número pero más grandes monopolios.
La revolución tecnológica y del management ha sido controlada por un proyecto ideológico neo-conservador, ciertamente con muchas variables, que aprovechándose del colapso del socialismo real y del fin de la guerra fría, se presenta como un modelo incuestionable e inevitable. El cambio de época ha sido hegemonizado por una amplia revolución de la derecha mundial que pretende dar un carácter definitivo a esta coyuntura calificada prepotentemente como «El Fin de la Historia». La homogeneización del mercado y el control de los medios de comunicación social han facilitado la instauración de un sistema de poder opaco que busca, aparentando no tener color ideológico, ser la lógica y natural exigencia de la modernidad. La apatía del intelecto y de la voluntad, la anomia y la atomía de buena parte del mundo académico, la involución religiosa de las iglesias, han sido unas de las conquistas más notables del poder opaco.
El desequilibrio mundial. Con el fin de la guerra fría, el relativo balance político, económico y militar que se generaba por la confrontación de los bloques Este-Oeste para los países del Sur y para la emergencia de alternativas al sistema capitalista dominante ha desaparecido, creándose la homogeneización y uniformidad de un mercado mundial, bajo el paraguas de un exclusivo monopolio militar del mundo.
Los países del Este compiten con los países del Sur por la atención política y la demanda de los escasos recursos líquidos del mundo. Refuerzan por otra parte las experiencias más ortodoxas de un neoliberalismo rampante, agotado después del reaganismo y tatcherismo en el Primer Mundo, y cada vez con más estridentes fracasos en la mayoría del Tercer Mundo, donde aumentan la pobreza, el desempleo y la ingobernabilidad política.