La Congregación General 33 (decreto 1,45) hizo una breve alusión al “trato injusto y explotación de la mujer” como una de las injusticias que formaban el nuevo contexto de necesidades y situaciones que la Compañía debe afrontar en el cumplimiento de su misión. Ahora queremos considerar esta cuestión más en concreto y en profundidad. Y ello principalmente porque, al generalizarse la atención a este problema, también nosotros nos hemos hecho más conscientes de que es uno de los objetivos importantes de una misión contemporánea que pretenda integrar fe y justicia. Su dimensión es universal en cuanto que afecta a hombres y mujeres de todas partes; se extiende cada vez más a través de clases y culturas; y preocupa personalmente a nuestros colaboradores, especialmente mujeres laicas y religiosas.