Description
Para hablar de mundialización no es necesario adscribirse a ninguna de las diversas teorías sobre la misma. Basta solamente señalar algunos datos fundamentales.
En primer lugar, es ya un lugar común hablar de una mundialización de la economía. Las innovaciones en el ámbito de las telecomunicaciones están favoreciendo las fusiones de capital y recursos técnicos, e impulsando el crecimiento de las empresas transnacionales. Ya en 1983 se calculaba que, de las cien unidades económicas más grandes del mundo, la mitad eran naciones y la otra mitad compañías transnacionales. Al mismo tiempo, se está formando un mercado financiero mundial, en el que ya se pueden constatar colocaciones de valores sin límites geográficos. Se calcula que unos cinco billones de dólares dan la vuelta al mundo cada veinticuatro horas. El 90% del flujo de moneda no tiene relación con el comercio ni con la inversión. En la década de los noventa, las inversiones directas en el extranjero se triplicaron, alcanzando la cifra oficial de un billón y medio de dólares. La desmaterialización de la producción (reducción de la cantidad de materias primas necesarias para obtener un producto) y la autonomización del conocimiento frente a condiciones climáticas, genéticas y naturales, están transformando en forma definitiva las ventajas comparativas de la teoría clásica. Con la robótica y las nuevas tecnologías se produce una creciente demanda de intelectuales (abogados, ingenieros, directores económicos, programadores, planificadores de estrategias) una mayor independencia respecto a la mano de obra misma y una progresiva marginación del trabajo de amplias masas de población. Esta mundialización no significa que todos los mercados estén tan abiertos como los financieros, sino que, incluso con mercados restringidos, la dependencia de las economías locales respecto a la economía global es cada vez más creciente. De hecho, la liberalización financiera va acompañada de un fuerte proteccionismo de los mercados de mano de obra y de los mercados de bienes y servicios (productos agrícolas y bienes manufacturados).
En segundo lugar, desde el punto de vista de la población, tenemos el importante fenómeno de las migraciones. Se calcula que en las tres décadas pasadas unos 35 millones de personas de los países pobres se han trasladado a los países industrializados. A ellos se unen, a pesar de las crecientes restricciones fronterizas, un millón y medio anualmente. Además, unos 20 millones de personas trabajan por períodos fijos fuera de su país. A ellos habría que añadir las migraciones entre los países industrializados y entre los países pobres. Se calcula que de los 14 a 16 millones de refugiados políticos sólo un 5% alcanza a los países industrializados. Por otra parte hay que contar con el aumento progresivo del turismo internacional, que alcanzó en 1989 la cifra de los 404 millones de personas.