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dc.creatorToffler, Alvin
dc.date1995-07
dc.date.accessioned2023-03-22T18:06:40Z
dc.date.available2023-03-22T18:06:40Z
dc.identifierhttp://repositorio.uca.edu.ni/4005/1/El%20opresor%20disperso.pdf
dc.identifierToffler, Alvin (1995) El opresor disperso. Diakonia (74). pp. 16-17.
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/20.500.12032/78422
dc.descriptionEn un escenario mundializado el «imperialismo» y el «opresor» pierdenrostro y localización concretos. Del mismo modo que las naciones están demostrando su ineptitud para habérselas con los terroristas, o con la locura religiosa, están tropezando con mayores dificultades para regular las corporaciones mundiales capaces de transferir operaciones, fondos, contaminación y personas a través de las fronteras. La liberalización de las finanzas ha fomentado el crecimiento de unas seiscientas megaempresas que solían denominarse «multinacionales» y que ahora representan aproximadamente una quinta parte del valor añadido en agricultura y producción industrial en el mundo. Sin embargo, el término «multinacional» resulta ya anacrónico. Hasta un pasado reciente, las corporaciones de cobertura mundial habían «pertenecido» a una u otra nación, aunque operasen en todo el mundo. «IBM» era una empresa incuestionablemente norteamericana. Con el nuevo sistema de creación de riqueza, con compañías de varios países vinculadas en «alianza» y «constelaciones» mundiales, es más difícil determinar la nacionalidad societaria. «IBM»-Japón es, en muchos aspectos, una empresa japonesa. «Ford» posee el 25 por ciento de «Mazda». «Honda» fabrica coches en los Estados Unidos y los envía a Japón. «General Motors» es la principal accionista de «Isuzu». El asesor empresarial Kenichi Ohmae escribe: «Es difícil precisar la nacionalidad de... las empresas transnacionales. Navegan con la bandera de sus clientes, no con la de su país». ¿Cuál es la nacionalidad de «Visa internacional»? Sus oficinas centrales pueden estar en Estados Unidos, pero es prioridad de unas veintiún mil instituciones financieras de ochenta y siete países y territorios. Su Junta de gobierno y sus Juntas regionales están organizadas de tal manera que ninguna nación pueda tener el 51 por ciento de los votos. Al ir en aumento las absorciones, fusiones y adquisiciones que transcienden las fronteras, la propiedad de una empresa podría cambiar, en principio, de un país a otro de la noche a la mañana. Las proporciones se están haciendo así más transnacionales en el sentido literal del término, captando su capital y personal directivo en muy diferentes naciones y creando puestos de trabajo y distribuyendo los caudales de sus beneficios entre accionistas de muchos países.
dc.formattext
dc.languagees
dc.publisherCentro Ignaciano de Centroamérica
dc.relationhttp://repositorio.uca.edu.ni/4005/
dc.rightscc_by_nc_nd
dc.subject337 Economía internacional
dc.titleEl opresor disperso
dc.typeArticle
dc.typePeerReviewed


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