Laborare meno, lavorare tutti -trabajar menos, para trabajar todos- es un eslogan que ha aparecido recientemente en las calles italianas. En el mundo industrializado, en efecto, la idea de compartir el trabajo está ganando importancia.
La idea fundamental es sencilla. Más que una semana de cinco días de trabajo para algunos trabajadores dejando a otros sin empleo, la semana de trabajo podría quedar reducida a, digamos, cuatro días, con el correspondiente recorte salarial, de forma que más gente pudiera compartir el trabajo disponible.
La fábrica alemana de automóviles BMW introdujo en 1990 en una de sus plantas una semana de cuatro días, de 36 horas, con un acuerdo de flexibilización de trabajo. La productividad sube más que el desajuste del costo de la admisión de nueve trabajadores, de forma que no es necesario un recorte salarial.
Otra negociación más reciente en otra factoría automovilística alemana, la Volkswagen, incluye una semana de cuatro días con un 10% de recorte salarial. Esta medida no ha creado nuevos puestos de trabajo, pero ha salvado 31.000 puestos que, de otra manera, hubieran sido eliminados.
Decididamente, la cuestión del trabajo y del empleo necesita una revisión fundamental, básica, tanto a escala nacional como mundial. Sin duda, será un tema central para la discusión en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social de 1995.