En un momento en el que la mayoría de la humanidad está consciente de los límites de los sistemas marxistas, podría ser útil intentar no perder de vista los límites de los sistemas capitalistas y del liberalismo. Estos sistemas no funcionan tan maravillosamente como algunos de sus defensores pretenden. Los discursos que exaltan la libertad como ideología no siempre conducen al reparto equitativo de la libertad real. Entre los discursos equilibrados que reconocen la pertinencia de los mecanismos de mercado o que rehúsan un Estado tentacular, y las ideologías del liberalismo desenfrenado, hay un abismo que este artículo quiere poner en evidencia.