dc.description | El Catecismo romano editado por Pío V reflejaba exactamente el pensamiento del Concilio de Trento y sus objetivos de contrarreforma. Cuatro siglos más tarde ¿puede decirse que el Catecismo de la Iglesia católica apunta al objetivo del Vaticano II, o sea, un «aggiornamento» pastoral que evite las condenaciones y se preocupe de abrirse al mundo y a las otras Iglesias? Su principal responsable, el Card. Ratzinger, se ha manifestado a menudo como crítico de las desviaciones y de los avances excesivos del postconcilio. Mientras Juan Pablo II, en el prefacio, subraya la relación con el Vaticano II, en la presentación oficial a la prensa Ratzinger no hizo ninguna alusión a ella. Es cierto que en el Catecismo hay abundantes citas de los textos conciliares. Pero uno se siente transportado a un clima muy diferente. De ahí la pregunta inicial, que en el artículo se refiere especialmente a la moral. Para contestarla, el autor toma como punto de partida un artículo suyo anterior a la publicación del Catecismo (Ensemble, marzo de 1990, págs. 13-20), en el que trazaba las líneas maestras de la moral conciliar (I), para contrastarla con la moral del catecismo (II). En una última parte (III) se intenta orientar el período post-Catecismo hacia la búsqueda del diálogo y la aceptación del pluralismo, que podría evitarle a la Iglesia nuevas y más lamentables escisiones. Como complemento, se añade a éste un artículo del teólogo norteamericano "W. C. Spohn” en el que, ampliando el campo de visión, se analizan las directrices romanas de estos últimos años en materia de moral. El artículo adquiere una importancia y una actualidad excepcional tras la reciente publicación, con ocasión de la visita de Juan Pablo II a Norteamérica, de las encuestas según las cuales el 79% de los católicos de los E.E. U.U. antepone su propia conciencia a la autoridad romana en cuestiones morales cruciales (La Vanguardia 14.08.93). | |