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Del imaginario alternativo al imaginario vigente y revolucionario
dc.creator | Trigo, Pedro | |
dc.date | 1993-09 | |
dc.date.accessioned | 2023-03-22T18:06:31Z | |
dc.date.available | 2023-03-22T18:06:31Z | |
dc.identifier | http://repositorio.uca.edu.ni/3911/1/Del%20imaginario%20alternativo%20al%20imaginario%20vigente%20y%20revolucionario.pdf | |
dc.identifier | Trigo, Pedro (1993) Del imaginario alternativo al imaginario vigente y revolucionario. Diakonia (67). pp. 19-32. | |
dc.identifier.uri | https://hdl.handle.net/20.500.12032/78331 | |
dc.description | Jesús de Nazaret decía que no se puede meter vino nuevo en odres viejos porque los odres se revientan y el vino se echa a perder. Se refería a la novedad de la que él era portador. Él pensaba que esa novedad tenía que labrarse sus propios cauces. Si se la pretendía encauzar en los moldes consagrados por el judaísmo, la novedad se anulaba y su Evangelio se reducía a una variante de la religión establecida. En la historia surgen novedades más o menos radicales. La creación histórica es la más alta expresión del carácter histórico de la realidad. Pero las novedades son actuación de posibilidades y por tanto para realizarse tienen que echar mano de elementos ya dados, transformándolos más o menos radicalmente e incluso creando algunos; pero en todo caso partiendo de lo dado; ya que, por muy polémico o alternativo que se sitúe lo nuevo al respecto, no puede no tener nada que ver con lo vivido hasta entonces. Lo nuevo, pues, se enraíza en lo dado llenando vacíos, respondiendo a expectativas, planteándole retos... El punto de partida de lo nuevo son las posibilidades de la situación histórica. Pero si la novedad ha de permanecer como tal, el punto de partida ha de ser superado. Si los portadores de lo nuevo aceptan sin más los códigos establecidos, la novedad se reasume y queda reducida a otro aspecto de lo mismo... Esto ocurre tanto en el nivel de discurso, como en las lógicas subyacentes, la sensibilidad, los modos de relacionarse y organizarse, las prioridades en la realización personal y en el diseño social. Así, pues todo movimiento que aspire a constituirse en alternativa total o parcial, porque se crea portador de una novedad superadora, debe vigilar estos diversos aspectos para que no le suceda que, al pretender mantener el todo y ceder a la inercia de lo dado en cada una de sus especificaciones y al final sólo quede un modo distinto de designar lo mismo ligeramente modificado. Llamamos convencionalmente imaginario a la combinatoria de esos diversos elementos que mantienen la congruencia de una creación histórica. Incluye la ideología (en cuanto pre comprensión genética, en cuanto perspectivas), el horizonte más o menos utópico de su proyecto, el futuro más cercano y previsible que se proyecta, las esperanzas absolutas o la falta de ellas, el concepto de persona y de sociedad que se trae entre manos, el modo de sentirse ante la realidad y la sensibilidad con que se reacciona, el tipo de relaciones que se propician, el modo de producción del propio proyecto histórico. El imaginario sería ese molde que salvaguarda la novedad histórica en ciernes; y para que cumpla esa función sería el molde que esa novedad va fraguando, forcejando fecundamente con las posibilidades dadas. No tenemos interés en mantener la palabra imaginario; pero el concepto nos parece pertinente y no reductible a otros como ideología, perspectiva o talante. Pues bien, nos parece que en América Latina el horizonte capitalista dependiente empezó hace unos quince años en un imaginario que hoy podemos designar como imaginario neoliberal. Es el que domina sin tener competidor que hoy por hoy pueda disputarle el campo. Hace más de treinta años apareció otro imaginario que venía incubándose desde hacía algunas décadas, que podemos caracterizar como imaginario revolucionario. Se presentó como alternativa global al imaginario vigente, y después de asentarse firmemente en algunos sectores (como ambiente y como organizaciones poderosas y aguerridas) y de representar una amenaza o esperanza para bastantes latinoamericanos, hoy parece haberse evaporado, salvo en algunos reductos. Sin embargo creemos que al menos desde hace dos décadas viene fraguándose otro imaginario y que poco a poco se va perfilando, no sólo como distinto del imaginario neoliberal establecido sino como diverso del imaginario alternativo que irrumpió en A.L. en los años 60. Este imaginario surge de fuentes, plataformas e inspiraciones variadas. Entre ellas está muy significativamente el proyecto pastoral que ha venido llamándose Teología de la Liberación. Para nosotros es fundamental poder caracterizar este imaginario en ciernes para custodiar su novedad de modo que siga dando de sí y que se inserte en lo dado, asumiéndolo como punto de partida, y trabaje en el sentido de convalidarlo o modificarlo o crear otras expresiones para que lo nuevo se reduzca a lo establecido sino que continúe abriéndose camino. Es obvio que no todo puede ser recreado en un mismo momento. Pero si se tiene en cuenta la dirección del proceso podrían crearse hoy actitudes que den lugar a nuevas capacidades, que engendren posibilidades inéditas, que a su tiempo den a luz esas realidades, hoy entrevistas, pero no posibles todavía. La pretensión de este ensayo es tantear esos rumbos, pergeñar esos moldes. Somos conscientes de que en el momento actual del proceso no pueden pasar de esbozos. No obstante pensamos que pueden ayudar, tanto a entablar un diálogo constructivo que clarifique, como a estimular unas actitudes y una praxis que custodien el proceso. | |
dc.format | text | |
dc.language | es | |
dc.publisher | Centro Ignaciano de Centroamérica | |
dc.relation | http://repositorio.uca.edu.ni/3911/ | |
dc.rights | cc_by_nc_nd | |
dc.subject | 261 Teología social | |
dc.title | Del imaginario alternativo al imaginario vigente y revolucionario | |
dc.type | Article | |
dc.type | PeerReviewed |
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