En el marco de este IV Encuentro de las Comunidades Eclesiales de Base en América Latina y el Caribe, dentro del 50 Centenario y cercana ya la Conferencia de Obispos en Santo Domingo, queremos compartir nuestra vivencia con los hermanos y hermanas que están en este mismo proceso de Fe y Vida, intentando transformar, en la perspectiva del Reino, las diferentes realidades socio-políticos-económicas, culturales y religiosas de nuestro Continente.
Para esta tarea, confiamos en el Dios de la Vida y la Historia, que en Jesús se hace pobre y liberador, y que continúa enviándonos su Espíritu como luz y fuerza para el camino; y recogemos, con esta tarea la herencia que nuestros mártires y profetas nos dejaron.
Como Iglesia que somos, queremos vivir la eclesialidad de un modo adulto y corresponsable, en comunión y con libertad.
Como Iglesia en la base, nos sentimos particularmente llamados a llevar el Evangelio a los hermanos y hermanas marginados y alejados.
Como seguidores de Jesús, continuaremos en defensa de la Vida y en lucha por la Tierra Madre.
Queremos estar siempre más y más enraizados en las culturas de nuestros pueblos, y, a partir de ellas, celebraremos el dolor, la alegría y esperanza.
Queremos ayudar a toda la Iglesia a superar cualquier tipo de evangelización colonizadora y elitista.