A la familia dominicana en América Latina:
Con la alegría de sentimos uno en Santo Domingo, y en acción de gracias a Nuestro Padre Dios, nos dirigimos a ustedes con profundo respeto y amor, para hablarles del II Encuentro Pastoral Indígena de la Familia Dominicana, que reunió en Cochabamba a los representantes de cinco países, del 19 al 24 de enero de 1992, donde pudimos compartir y reflexionar en tomo a la Pastoral y Teología Indígenas, a partir de la experiencia de Dios, en el marco de la coyuntura socio-política y económica de los pueblos de América Latina.
En el Encuentro, reconocimos el don del Señor que nos concede vivir y compartir la gran riqueza de las culturas indígenas en las que se ha revelado Nuestro Señor, y nos sentimos esperanzados al ver surgir a estos pueblos con fuerza, a pesar de los 500 años de opresión. Su modo de ser y de vivir están denunciando al sistema injusto que los oprime y anunciando un modo de vida solidario y justo donde todos los pueblos compartan los bienes de la creación. Los 500 años de su resistencia a la opresión son testimonio evidente de su capacidad de sobrevivencia y proyección hacia el futuro.
Les adjuntamos los documentos básicos -con humildad y sinceridad reconocemos sus limitaciones- que reflejan nuestros trabajos y esperanzas en la labor evangelizadora. Es muy importante que los reflexionen, los promuevan en el espacio de la Familia Dominicana, y confiamos en que les puedan servir de orientación en su trabajo pastoral. Creemos que los contenidos de estos documentos se hallan en fidelidad y continuidad con las opciones evangélicas de las primeras comunidades dominicanas y de sus miembros: Antonio de Montesinos, Antonio Valdivieso, Pedro de Córdoba, Domingo de Santo Tomás, Bartolomé de las Casas, Rosa de Lima, Martín de Porres, etc., quienes se comprometieron con los pueblos oprimidos.
Pedimos y deseamos para de todos ustedes y sus comunidades paz y justicia en el Señor Jesucristo.