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Leonardo Boff reflexiona, a propósito de los quinientos años, acerca del conflicto de los modelos de evangelización para América Latina. Boff nos lleva a comprender cada posición, pero no a quedamos equidistantes. Boff dice que debemos apoyar los esfuerzos de liberación de los que históricamente siempre fueron perjudicados. Hasta el juicio final, concluye Boff, los indígenas y negros tienen el derecho de protestar contra los males infligidos a ellos y de reclamar reparación condigna.
El año 1992 significa para los latinoamericanos una fecha polémica. Están los que celebran 500 años de descubrimiento y de incorporación de las tierras descubiertas por los navegantes europeos a la cultura europea. Es la visión de aquellos que están en las carabelas y llegaron a puerto, el 12 de octubre de 1492, a la Española, hoy Santo Domingo. Para éstos, con la fecha de los 500 años se celebra la dilatación de la fe y la expansión de los valores de la civilización occidental.
Hay otros que denuncian la invasión y la conquista violenta con el consecuente etnocidio en una proporción inimaginable (del orden de 25 indígenas muertos por 1 sobreviviente). Es la perspectiva de los que están en las playas y son víctimas de la voracidad de los conquistadores. Los 500 años reavivan una pesadilla. No aceptan esta fecha, pues América no fue descubierta, ella ya existía hace más de 45.000 años. Esta fecha es la de los dominadores que continúan aquí, oprimiendo hasta el día de hoy. Con todo, el recuerdo de los 500 años es una buena oportunidad para hacer un balance de la lógica de la expansión colonialista europea y una crítica del espíritu expansionista y excluyente de la modernidad.
Hay todavía un tercer grupo que toma distancia de la celebración y de la denuncia e intenta un camino original. Es la oportunidad para que las culturas autóctonas hagan un autodescubrimiento, que rescaten su propia identidad sofocada y coloquen las exigencias de un diálogo profundo con las culturas europeas y la religión cristiana. Son los de Abia-Ayala, nombre que los indígenas Kuna de Panamá daban a lo que hoy llamamos América Latina significando “tierra adulta, tierra fecunda”.
Veamos sucintamente cada una de estas posiciones. ¿Qué significa para ellas “evangelización” y “nueva evangelización”? Más que en cualquier otro tema vale aquí tomar en cuenta el punto de vista singular de cada posición. En esta discusión se verá el acierto de esta constatación: cada punto de vista es la vista de un punto. No queremos permanecer neutros en esta discusión. Pretendemos discutir cada punto a partir del cual se elabora el punto de vista. En una perspectiva de evangelización no todo punto es legítimo. Motivos humanísticos, éticos y evangélicos nos ayudan a tomar una posición correcta.