Description
Lo que ha caracterizado la vida eclesial latinoamericana en los últimos años ha sido la creciente toma de conciencia de la responsabilidad de la fe en los cambios sociales que propician más justicia y participación de las grandes mayorías pobres de nuestros países. A la luz de la fe y en la solidaridad evangélica con los más necesitados, cada vez más numerosos y significativos grupos de Iglesia, hasta episcopados enteros, han procurado vivir y enseñar la fe cristiana de tal manera que sea de hecho un motor de liberación integral del hombre. Así, en el seno de las comunidades cristianas se halla en marcha un vasto y bien articulado proceso de liberación que nace de la unidad fe-vida. Junto con esto, se ha elaborado el correspondiente discurso crítico, denominado teología de la liberación (TL) o teología hecha en los intereses de la liberación integral, especialmente de los más oprimidos de la sociedad. Pero lo que sustenta la práctica y la teoría (teología) liberadora es una experiencia espiritual de encuentro con el Señor en los pobres. Detrás de toda práctica innovadora en la Iglesia, en la raíz de toda teología verdadera y nueva, se esconde, latente, una experiencia religiosa típica. Esta constituye la palabra-fuente: todo lo demás proviene de esta experiencia totalizadora, es esfuerzo de traducción en los marcos de una realidad históricamente determinada. Sólo a partir de este presupuesto se pueden entender las grandes síntesis de los teólogos del pasado como San Agustín, San Anselmo, Santo Tomás, San Buenaventura, Suárez y del presente, como Balmer y otros maestros del Espíritu.