A las seis de la tarde del jueves primero de junio de 1989, cerca del templo parroquial de Tierra Alta, Córdoba, dos sicarios asesinaron al sacerdote Sergio Restrepo. Después de dispararle a la cabeza y de rematarlo, salieron caminando tranquilamente. Una escena que ya se convierte en cliché, como también la impunidad que casi seguramente se seguirá después del asesinato. Ese mismo día habían sido asesinados en la misma población el transportador Jesús Yáñez Plata y el comerciante Juan José Ortega Cordero.
Quien era el Padre Sergio Restrepo
Todo el pueblo entró en estado de shock. El Padre Sergio era el amigo de todos. El que los visitaba en sus casas; el que veía la telenovela "Quieta Margarita" con sus paisanos paisas; el que, como decía una señora, "a todos ayudaba, negros y blancos, cachacos y costeños, buenos y malucos"; el que visitaba a los enfermos, ayudaba a los jóvenes, compartía de vez en cuando una cerveza con los amigos; el que visitaba a campesinos e indígenas, administrando sacramentos, predicando, consiguiendo "piedras" de indígenas para su museo de arte sinuano. El amante de la naturaleza que coleccionaba orquídeas y el artista que pintaba y decoraba con gusto exquisito.
Sembró de árboles el parque, construyó el mejor museo y la biblioteca cultural más completa del Departamento, fundó la banda musical, ayudó incansablemente a la educación, reconstruyó el templo. Nueve de sus 49 años ayudando a todos en Tierra Alta.