Supongo que el título de este apunte decepcionará profundamente. Sobre todo porque, además, yo debo reconocer que, teológicamente, no he estudiado el tema. Y que los argumentos que suelen aducir los exegetas contra la validez de algún pasaje neotestamentario que parecía opuesto al acceso de la mujer al ministerio eclesial, son argumentos cada vez más serios y más dignos de atención.
¿Por qué, pues, un título tan tajante? Por una especie de atención al "hoy" de la historia de salvación. Por esa práctica del discernimiento que no decide la acción apelando a principios generales con pretendida igual validez para todo momento y lugar, sino que busca y escucha la voluntad de Dios para cada hora y cada situación concreta. Esto me parece lo característico de toda praxis cristiana; y esto es lo que guía la breve reflexión de esta nota.