dc.description | La teología de la liberarían pretende un cambio no sólo en las personas y en la sociedad. Sino también en las estructuras socio-histórir.as de América Latina y, por extensión, de otras partes del mundo, en cada caso según sus circunstancias. Ese cambio se nombra e interpreta en términos de liberación. Esa liberación que en términos teológicos puede expresarse paulatinamente como una liberación del pecado, de la ley y de la muerte, puede expresarse en términos históricos como liberación de todo aquello que oprime al hombre y le impide gozar de su vocación de hijo libre de Dios. Esta teología parte de una experiencia fundante, que le acompaña en todo su desarrollo teórico, consistente en la comprobación física y en la vivencia de que la mayor parte de la población latinoamericana vive en condiciones de pobreza y/o miseria y de opresión social y política, resultado de una injusticia estructural histórica, de la cual son responsables por comisión u omisión distintos sujetos sociales (clase, naciones, imperios) y distintos dinamismos económicos y políticos. Ante esta situación la teología de la liberación, primero como movimiento de fe más o menos reflexiva, y después como reflexión racional explícita, se pregunta qué dice la fe cristiana tanto en el orden de las causas como en el orden de las soluciones, y se pregunta asimismo qué debe hacerse desde esa fe para conseguir que los pueblos oprimidos consigan a través de procesos de liberación convertirse en pueblos libres, que como tales puedan realizar y gozar lo que es posible históricamente de la presencia del reino de Dios entre los hombres.
Esto se plantea de forma distinta si se subraya la liberación de la teología (Segundo) o si se subraya la teología de la liberación (Gutiérrez). En el primer caso, lo que se pretende más inmediatamente es que la fe y la teología se liberen en lo que ellas mismas han tenido de contribución ideológica y social a que la religión y/o la fe cristiana hayan sido parte de la opresión, quedando así dispuestas a desempeñar su propia función de acompañar debidamente los procesos personales y sociales de liberación. En el segundo caso, lo que se pretende más inmediatamente es utilizar la fuerza social de la fe y de la Iglesia en la liberación socio-histórica de los pueblos. Lo que más importa de la teología de la liberación, se nos dice, es la liberación, pero en el primer caso el objetivo inmediato es la liberación de la teología, mientras que en el segundo caso es la liberación de la injusticia estructural, lo cual obligará forzosamente a una liberación de la teología. Pero tanto en un caso como en el otro lo que se pretende es hacer una auténtica y total teología y, antes, un auténtico y total proceso cristiano, que abarque todas las exigencias del reino de Dios. | |