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En medios exegéticos y teológicos venimos asistiendo desde hace algunos años a una verdadera recuperación del papel y el sentido de la figura de Jesús de Nazaret en la fe y en la teología. El punto de partida de este "rescate de la humanidad de Jesús" parece que habría que ponerlo en los avances aportados por la aplicación de los métodos histórico-críticos al estudio y lectura del Nuevo Testamento. Sin embargo, su principal impacto se ha dejado sentir en las casi incontables cristologías aparecidas recientemente, en las que se percibe fácilmente el papel central de Jesús de Nazaret o, como decimos muchas veces, del Jesús histórico.
Sin embargo, la pregunta por Jesús no se acaba en los estrechos límites de la reflexión bíblico-teológica. Tanto la literatura popular y de divulgación como la novela y la ciencia ficción se han interesado por Jesús. Incluso los grandes medios de comunicación como el cine y la televisión han dedicado su atención en gran medida a Jesús. El llamado "fenómeno Jesús" ha adquirido unas dimensiones difícilmente abarcables.
Pero hay un aspecto dentro de este conjunto que merece especial atención: Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo han dirigido su atención a Jesús para clarificar, iluminar o aclarar situaciones personales más o menos difíciles y complicadas. La reflexión sobre la vida, la muerte, la esperanza o la desesperanza ha apelado muchas veces a Jesús. Y, en estos contextos Jesús se constituye en guía, interpelador, esperanza o modelo. Muchas comunidades cristianas intentan iluminar su caminar a la luz de este hombre singular (el "hijo de Dios"). Y a pesar de que muchas veces no se ha acabado de situar el papel y sentido de Jesús en estos contextos, sin embargo, el hecho es incontestable: Jesús es un punto de referencia muy importante para el cristianismo actual.
Dentro de este contexto inabarcable se va a mover nuestra sencilla aportación de hoy que, por lo tanto, quiere ser modesta y muy limitada. Ahora bien, dentro de la modestia, quisiera ser un punto de referencia relativamente claro y definido: partimos del NT y de su recurso a Jesús. Y vamos a intentar, en el contexto del tema de nuestras jornadas, buscar el sentido de este recurso a Jesús por parte de los diversos documentos neotestamentarios. Pero en vez de considerar los libros del NT como fuente de información sobre Jesús, sobre su vida, su mensaje, etc., vamos a considerarlo como testimonio de fe y de vida a la luz de la fe. Es decir, vamos a leerlos como obras que hablan desde la fe y para la fe.
Y en este contexto vamos a preguntarnos: ¿qué papel se atribuye a Jesús dentro de la experiencia espiritual del cristianismo?, ¿qué papel se le atribuye en la fe y la confesión cristológica que tenemos en los libros del NT? En el fondo se trata de ver hasta qué punto el recurso a Jesús de Nazaret, por parte de los autores neotestamentarios, constituye un catalizador de su fe y de su vida creyente y, por consiguiente, en qué medida puede serlo también para nosotros.
Entre otros interrogantes, deberíamos intentar responder a éstos: ¿estamos ante un recuerdo nostálgico, fruto de unos momentos concretos del comienzo de la fe? El interés del NT por Jesús, ¿responde a un interés estrictamente histórico o biográfico? La presentación y el recurso a Jesús por parte del NT ¿apunta fundamentalmente a una caracterización de Jesús como modelo para el creyente? O, más todavía, la referencia a Jesús de Nazaret ¿es sólo un modo de llamar la atención del lector, de hacerle más sensible a los problemas que le rodean y de escuchar la llamada a un determinado modo de vida? O, tal vez, hay algo más serio y profundo en el recurso del NT a Jesús de Nazaret, de modo que en ello se halla en juego simple y llanamente lo que llamamos fe cristiana. Y, de ser así, en qué sentido y con qué consecuencias.
He preferido este tema global y, si quieren, más confesional a subrayar aspectos que pueden resultar incluso más cercanos a muchos de ustedes como, por ejemplo, la profundidad de la presentación de Jesús que tenemos en el evangelio de Marcos. O la vigorosa concentración cristológica de la 1a Jn. De este tipo de presentaciones tenemos múltiples ejemplos a nuestro alcance. En cambio, el sentido del recurso a Jesús por parte del NT como pregunta global puede ser interesante tanto de cara a la valoración del mismo NT como testimonio, como también para calibrar un poco más teológicamente el lugar y el sentido de la figura de Jesús en nuestra experiencia cristiana y, por consiguiente, en un proceso de vocación.