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"Santuario" es un movimiento norteamericano para defender a los refugiados que huyen de la guerra y de la represión de Centroamérica, sobre todo en El Salvador y Guatemala. Miles de personas, muchas parroquias, congregaciones religiosas y hasta ciudades enteras se han declarado "Santuario". Esto significa que se declaran a sí mismos lugares en que los refugiados están seguros y no pueden ser capturados y deportados. Los miembros de santuario hacen esto con convicción religiosa, apelando a la suprema ley de Dios, y creen también que no violan sino que cumplen la ley de su país. Pero el gobierno de los Estados Unidos está en contra. Afirma que muchísimos refugiados centroamericanos están en forma ilegal en el país y considera, por ello, un delito darles asilo y acogerles en el santuario. Por ello ha enjuiciado a varios miembros del movimiento de santuario, usando métodos de infiltración, grabaciones, etc. para encontrar pruebas de sus delitos.
El l° de mayo de 1986, once personas fueron juzgadas en Tucson, Arizona, por ayudar a refugiados centroamericanos a penetrar y permanecer ilegalmente en los Estados Unidos. De ellas tres fueron absueltas y las otras fueron halladas culpables de varios delitos, entre ellos el de conspiración. Ahora esperan la pena que les imponga el Juez.
Los acusados y condenados denuncian que el juicio en sí mismo se ha llevado a cabo con poca honestidad, que ha estado centrado en problemas técnicos sin ir al fondo del asunto. Pero no es esto lo que más les interesa. Repiten que este juicio ha servido para que salga a la luz el gravísimo problema de los refugiados, de la guerra, la represión, las torturas en El Salvador y en Guatemala, y la terrible responsabilidad directa del gobierno de los Estados Unidos. Están contentos, pues, como ciudadanos norteamericanos, de desenmascarar la política de su país; y están contentos, como cristianos, de cumplir con la ley de Dios antes que con la de los hombres. "Cuando uno tiene fe, cuando uno cree en Dios, no hay razón para volver atrás, para titubear, para sentir miedo", dijo el Padre Ramón Quiñones, uno de los enjuiciados. Creen además que juicios como éste ayudarán a la causa de santuario: "El servicio de santuario continuará. Con esta condena muchas personas seguirán comprometiéndose. No importa en realidad lo que ha dicho el jurado. Hay ciudadanos en este país que saben que tienen una responsabilidad de acatar las leyes de este país y que tienen una responsabilidad de ser humanos, de seguir su propia fe. Continuarán ayudando a nuestros hermanos y hermanas de Centroamérica que huyen para salvar sus vidas y que proclaman la verdad real de Centroamérica" (Peggy Hutchison, culpable de conspiración).
Por su parte los propios refugiados de Tucson se han manifestado en contra de este juicio. La comunidad eclesial "Monseñor Romero", comunidad de salvadoreños refugiados, se pregunta: "¿Es un pecado en nuestros días ser como el buen samaritano?" Agradecen de todo corazón el trabajo de sus hermanos norteamericanos y terminan con lo que es el verdadero problema: "Nosotros seguiremos siendo refugiados, seguiremos enfrentando injustas leyes del servicio de inmigración. Y mientras dure la guerra en nuestro país, no podemos volver a casa". Este es el problema real y esto es lo que en último término está en juego en los juicios contra el movimiento de santuario.
Presentamos a continuación la declaración de la religiosa Darlene Nicgorski, de la School Sisters of St. Francis, hallada culpable de cinco cargos y que puede ser condenada a un máximo de 25 años de cárcel: "Si soy culpable de algo, soy culpable del evangelio".