dc.description | ¿Cuál es la importancia de conocer y sentir la experiencia religiosa de los refugiados, mayoritariamente indígenas, de Guatemala? La importancia proviene de que son "luz de las naciones" (Is. 49,6) como el pueblo de Israel cuando se encontraba triturado, herido como leproso, desaparecido, en exilio y desfigurado por los sufrimientos. Creemos que el pueblo indígena de Guatemala y en particular los refugiados en México es esa luz en estos momentos de la historia de la humanidad. Su experiencia ilumina, humaniza y evangeliza, como no humanizan e iluminan pueblos que son muy avanzados por su técnica, por su orden y disciplina, por su aparente ausencia de rupturas sociales, por la puntualidad de sus trenes y la abundancia de sus riquezas. "Las naciones" no necesitan a esos pueblos para mirar la luz, sino a los que paradójicamente carecen de apariencia de belleza, se encuentran en callejones sin salida, están sometidos a grandes pruebas de identidad y aun su existencia está ferozmente amenazada- Esos pueblos, como el de los refugiados, despiden rayos de luz invisible que penetra las conciencias y desde su debilidad las juzga.
Para entrar, pues, en el mundo interno de este pueblo vamos a hacer una aproximación de su experiencia en base a un par de testimonios que representan dos etapas de la historia reciente de dicha gente, la etapa inmediatamente posterior a la represión, cuando el concepto y la identidad de refugiados eran aún nacientes entre ellos, y la de un par de años después, cuando ya ha habido tiempo para reflexionar la experiencia y sistematizarla. Para ambas etapas escogeremos dos testimonios, el primero de un sobreviviente de la masacre de San Francisco, Nentón, ocurrida a 17 de julio de 1982, y el segundo de un catequista católico que desde un campamento escribe una carta a sus familiares distantes en abril de 1985. Quizás ninguno de los dos sea una persona ordinaria, el primero porque pocos han sido sobrevivientes y testigos oculares de cada paso de una masacre tan atroz donde murieron más de 300 personas a manos del ejército en una tarde; y el segundo, porque pocos habrán elaborado en cristiano su experiencia con tanta profundidad. Sin embargo, la calidad facilita el análisis de la estructura de su experiencia, como para poder suponer que esa misma estructura, con sus variantes más circunstanciales, se encuentra en la generalidad del pueblo, aunque no haya muchas personas privilegiadas, como éstas, que puedan explicitarla. No se trata pues de un análisis estadístico, ni las afirmaciones que haremos en este artículo pueden cruzar el umbral de lo hipotético. | |