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Cuando el Canciller D 'Escoto llevaba 26 días ayunando (a sólo agua con gotas, de limón) fue visitado por el Dr. Kevin Cahill, amigo y médico suyo durante 22 años en los E.U. Tras un examen, el Dr. Cahill aconsejó al padre Miguel interrumpir el ayuno para evitar daños irreversibles. Había llegado al límite. Su organismo rechazaba el agua y acusaba un desbalance químico alarmante, sufría vértigo. El 3 de agosto, Miguel D 'Escoto abandonó el ayuno entre peticiones de no arriesgar su vida. Religiosos en México se ofrecieron a sustituirlo.
Al iniciar el ayuno el 7 de julio, D 'Escoto prometió no interrumpirlo hasta que prendiese "una insurrección evangélica por la paz, en defensa de la vida y contra el terrorismo de los E.U. hacia Nicaragua". ¿Lo consiguió? ¿Qué hubo en el fondo de este ayuno y qué efectos ha tenido?
En el vuelo de Panamá a Managua, un obispo nicaragüense me confirmó en la conveniencia de ver los valores religiosos y evangélicos que tiene este gesto profético de ayuno y oración -decía él- deslindándolo de la confusión por manipulaciones de la opinión pública y de otras instancias que lo hayan enturbiado.