dc.description | Aunque el Concilio Vaticano II ha dejado márgenes amplios de definición de lo que ha sido tradicionalmente compartimentalizado como Liturgia, Espiritualidad, y Compromiso secular (socio-político), existe todavía una yuxtaposición desafortunada de las viejas fórmulas con las nuevas perspectivas, lo que permite la persistencia de una tricotomía entre las dimensiones sacramental, contemplativa y activa (o militante) de la "Espiritualidad" Cristiana. En la corriente conservadora de pensamiento, que incluye algunos pronunciamientos recientes de la Iglesia oficial, hay una tendencia a tomar la contemplación (un concepto estrecho de ella) como la espiritualidad por excelencia, y aún más, como la espiritualidad en sí misma, sin la cual la 'liturgia' y más todavía el 'compromiso' cristiano por la transformación pascual del mundo no serían espirituales. Es esta manera de percibir la 'vida espiritual' la que invariablemente reduce esta tricotomía a una triple dicotomía, que es: (a) la liturgia como opuesta a la espiritualidad, (b) la espiritualidad como opuesta al compromiso secular, (c) el compromiso secular como opuesto a la liturgia. Negarse a ver a estos tres elementos al menos como dimensiones que se incluyen mutuamente de una sola vida cristiana auténtica, crea una circularidad insoluble en todos los esfuerzos hechos hasta hoy para superar cualquier "crisis espiritual", como lo mostraremos más adelante. Es aquí donde la teología de la liberación presenta una síntesis saludable, al identificar el lugar exacto en el cual convergen esos tres aspectos. Lo hace al reorientar la atención de la Iglesia hacia (1) la liturgia de la Vida, (2) la teología de la Cruz, (3) el Jesús histórico y su humanidad, que son de hecho tres maneras distintas de percibir el mismo misterio de la Redención.
Sin embargo, que ningún teólogo latinoamericano sea tenido por responsable de mi manera personal de formular el problema de la espiritualidad tal como existe en la Iglesia contemporánea, o del marco (el de la "triple dicotomía") en el que he tratado de percibir, aclarar y apreciar todo el aporte de la teología de la liberación a la teología de la espiritualidad. Esta presentación, por lo tanto, refleja mi evaluación personal de los principios de espiritualidad, siempre nuevos y siempre antiguos, que me parecen surgir de la vida eclesial en las comunidades de base de América Latina. | |