dc.description | La fe cristiana nos enseña que la Iglesia es una realidad sobrenatural y divina. Porque tiene su origen en Cristo y en la voluntad de Dios. Porque cuenta con un mensaje que viene de Dios, y con una gracia que es la gracia de Dios. Porque su finalidad última es la salvación de los hombres más allá de este mundo, etc., etc.
Pero la Iglesia no es solamente todo eso. La Iglesia es también una institución social, que existe en este mundo y está compuesta por hombres de esta tierra. Es decir, la Iglesia es también una realidad natural y humana. Que aparece ante la gente, y ante nosotros mismos, de una manera determinada y provoca unas reacciones determinadas. En este sentido, es evidente que la Iglesia parece, ante la mayor parte de la gente, como una gran institución, que tiene su propio sistema ideológico y organizativo, con una estructuración determinada y bastante uniforme por todas partes.
Ahora bien, existe el peligro de que nosotros, al abordar el estudio de la Iglesia desde nuestros presupuestos de fe (puesto que lo hacemos como creyentes), nos limitemos a estudiar la realidad sobrenatural y divina de la Iglesia, sin tener al mismo tiempo en cuenta su realidad natural y humana. Dicho de otra manera, existe el peligro de que nos fijemos demasiado en una eclesiología esencialista (lo que la Iglesia tendría que ser) y no prestemos toda la atención debida a lo que podríamos denominar como una eclesiología existencialista (lo que la Iglesia es de hecho en su totalidad actual).
Por supuesto que el deber ser de la Iglesia ha de corregir incesantemente a lo que la Iglesia de hecho es. Lo que debe ser la Iglesia se ha de proyectar siempre sobre la realidad que de hecho existe, para enjuiciarla, para estimularla o para corregirla. Pero es claro que todo esto nos está diciendo hasta qué punto un estudio serio y responsable de la eclesiología debe tener muy en cuenta el hecho concreto de la Iglesia tal como existe en su situación actual. Esta es la razón por la que empezamos nuestro estudio de la Iglesia precisamente por la situación de hecho. | |