| dc.description | El 16 de julio de 1983, durante la celebración de la liberación de Estelí, el comandante Bayardo Arce anunciaba a los estilianos que Felipe y Mery Barreda, que habían sido secuestrados por bandas contrarrevolucionarias el 28 de diciembre de 1982, habían sido asesinados en Honduras.
Ese mismo día, mientras la noticia corría por la ciudad y por el Departamento y llegaba a todo el país, el Obispado de Estelí emitía un comunicado, expresando su pesar, condenando el crimen, reconociendo el testimonio ejemplar de la vida de Felipe y Mery y de otros muchísimos cristianos caídos como ellos "para que nazca una Nicaragua nueva".
De un cristianismo tradicional al compromiso cristiano:
Ser cristiano comprometido -hasta dar la vida si es necesario- no es cosa de un día. Es un proceso en el que poco a poco, compromiso a compromiso, la fe madura. Así pasó en el caso de Felipe y Mery.
Felipe, 52 años, y Mery, 50, tenían 31 años de casados y 6 hijos. Dentro de la empobrecida estructura social de Nicaragua eran personas "de dinero". Él, relojero famoso; ella tenía un salón de belleza. Hasta 1968, su cristianismo era muy tradicional. En ese año, la asistencia a un Cursillo de Cristiandad les hizo cambiar.
El "cambio" de los Barreda coincide en el tiempo con el que vivió toda la Iglesia Latinoamericana (1968: año de Medellín). Un cambio en el que la lucha por la justicia y la opción por los pobres son privilegiadas expresiones de la fe.
Seguidamente se presenta un escrito, en forma de testimonio, que narra las circunstancias del martirio al que fue sometido la pareja y en la parte final exalta el reconocimiento colectivo habido en el transcurso de las honras fúnebres del matrimonio Barreda, con sus enormes expresiones de amor, solidaridad y afecto por parte de cristianos provenientes de distintas partes de Nicaragua. | |
