| dc.description | Para los hijos de la modernidad, para los herederos del espíritu crítico de la Ilustración, del desenmascaramiento ideológico de Marx, del descubrimiento de las motivaciones inconscientes de Freud, para éstos y otros mi exposición podrá parecer rara. Tal vez se parezca al discurso de un loco en una sociedad de sensatos. Pero lo que voy a decir es el testimonio de una realidad vivida por miles y millones de personas del Continente de dónde vengo. A pesar de toda crítica y desarrollo histórico la religión sigue viva y, para no pocas personas, constituye la fuente principal productora de sentido de vida.
Esta situación me hace recordar una afirmación famosa de uno de los padres fundadores de la sociología, Emile Durkheim: "En la religión hay algo de eterno que está destinado a sobrevivir a todos los símbolos particulares en los cuales el pensamiento religioso se ha sucesivamente encerrado" (Les formes elementaires de la vie religieuse, París 1937, 609-610). Este algo de eterno de la religión parece que está encontrando, en los medios populares del Continente latinoamericano, nuevos símbolos particulares. La religión emerge como liberación. En breves puntos quiero detallar esta expresión.
(El contenido de este artículo es una ponencia presentada por el Padre Boff en la feria del libro realizada en Frankfurt, Alemania, 1 en octubre de 1982) | |
