Una de las formas como la Iglesia da testimonio de santidad es el martirio, amor hasta el don de su propia vida. Hoy en América Latina vivimos una era de mártires. El P. Hernández profundiza en los rasgos y el sentido que el martirio presenta en el contexto histórico y real de nuestro continente.
En la parte introductoria de la contextualización de su escrito el Padre escribe: “El principal mensaje que la fe eclesial en Jesucristo envía hoy desde América Latina es el clamor de la sangre de sus mártires. Para el creyente este clamor es la protesta del justo asesinado. Es también el testimonio de un amor a la vida llevado hasta la paradoja de entregarla. Difunde una esperanza indestructible. Mantiene viva la memoria de hombres tenidos por insignificantes y que afirman, sin embargo, que por su vida y su muerte pasa hoy el futuro de la historia. Es sobre todo reivindicación del valor del don gratuito de la vida en fidelidad a la causa de los pobres como causa de Dios. Pero nada de esto es evidente.”