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Esta homilía, que es un auténtico testimonio de la Iglesia centroamericana, ante la Iglesia estadounidense fue pronunciada en Rockhurst College, Kansas City, el 11 de mayo de 1980 con motivo de recibir el doctorado “honoris causa”. El Padre Jerez era el Superior Provincial de los jesuitas de Centro América y Panamá. El Padre comenzó su alocución con las siguientes palabras:
“Más vale un indio pagano, pero vivo, que un indio cristiano, pero muerto (Gustavo Gutiérrez parafraseando al Obispo Bartolomé de las Casas).
Ante todo quiero indicarles que me encuentro hoy con ustedes en representación de mis hermanos Jesuitas de Centro América y Panamá. Si acepto con orgullo cristiano el grado honorífico que la Universidad de Rockhurst ha decidido concederme, es únicamente pensando en el trabajo apostólico de esos Jesuitas.
Para comenzar esta homilía he seleccionado unas palabras del Obispo Las Casas pronunciadas como una profesión de fe en el Dios de vida que desea la dignidad para todos los seres humanos. Este profeta estaba denunciando la costumbre de algunos colonizadores españoles que pedían a los sacerdotes que bautizaran a los indios antes de matarlos de la forma más cruel. Al final de la homilía volveré a reflexionar sobre estas palabras.
Como estudiantes y antiguos alumnos de una Universidad - fundada y atendida por la Compañía de Jesús ustedes han de saber cómo la Congregación General XXXII volvió a definir la misión de nuestra orden religiosa en nuestro tiempo y en nuestro mundo. Lo que los Jesuitas consideran como su misión actual se puede sintetizar en la fórmula: el servicio de la fe y promoción de la justicia.”