| dc.description | El presente texto, lleno de calor humano de quienes vivieron personalmente la evolución de Monseñor Romero, es un testimonio reconocido al Pastor que supo escuchar la voz de sus ovejas y dar la vida por ellas.
Conocimos a Monseñor Romero. Tuvimos ese privilegio. Por ello, este Editorial quiere ser más que un pronunciamiento un testimonio. Ciertamente que, como todo testimonio, sale marcado por la interpretación que nosotros hemos dado a ese dato primario, profundamente estimulante, que fue nuestra relación con Monseñor.
Los caminos de Monseñor y de DIALOGO se cruzaron muchas veces y los encuentros fueron siempre ventanas abiertas a nuestra esperanza. Cuando nos encontrábamos en San Salvador, nos preguntaba: “¿Cuánto tiempo van a quedarse?” La pregunta era expresión del anhelo que tenía Monseñor Romero de comunicarse, compartiendo ideas, compromisos e interrogantes, con todos aquellos que, como él, deseaban hacer histórica y viva la palabra de Dios del lado de los pobres en los procesos de liberación de nuestro continente latinoamericano. Nada de estas conversaciones se le perdía y muchas veces vimos cómo experiencias, posiciones, determinados tratamientos de problemas, y sobre todo el clamor de justicia y de dignidad de otros pueblos, en concreto del de Guatemala, saltaban a las frases de sus homilías dominicales, enriquecidos con su carisma excepcional de profeta y de compañero solidario. Era sencillamente una manifestación de su decisión de escuchar al amplio pueblo de Dios y al Dios del pueblo en sus historias concretas. Era uno de los rasgos más típicos de su conversión: narraba su fe comprometida y escuchaba la narración de la fe comprometida de otros. Historia de fe comprometida y narración de esas historias impulsaban así al siguiente paso de avance en el compromiso, a la siguiente etapa de su conversión, conversión de Obispo, situado en el vértice de la autoridad institucional, a hombre y cristiano convencido de la necesidad de ser apoyado y alimentado en su fe comprometida. | |
