Está apareciendo entre los educadores católicos un ambiente nuevo. Aquí y allá en distintas publicaciones se van superando ciertas expresiones pesimistas, de despecho y criticidad drástica que durante unos diez años se prodigaron y repitieron abundantemente haciendo vivir a los profesionales católicos que trabajan en la educación sistemática, momentos de tensión y aun de desánimo. Se va develando lentamente como un radicalismo estéril la posición de quienes optaban por un tipo de educación que partiendo de una inexacta interpretación de los signos de nuestro tiempo debía necesariamente ser asistemática y "no formal”. La Iglesia está recuperando sus propias instituciones educativas. Los colegios católicos van superando sus crisis y al superar estas crisis renacen con un fortalecimiento esperanzador; vuelven a ver con esperanza su propio futuro.
Dentro de este movimiento de recuperación de las instituciones educativas católicas hay que situar el documento “La Escuela Católica” publicado el 19 de marzo de 1977 por la Sagrada Congregación para la educación católica con la firma del cardenal Gabriel María Garrone.