Uno de los mejores clientes de la empresa privada es el Estado, con todas sus instituciones y órganos administrativos, las cuales se convierten en continuos adquirentes de bienes y servicios, que sólo la empresa privada puede ofrecer.
El problema de la relación de oferta y compra entre dichas entidades (empresas y Estado) es que no se puede realizar de forma directa, tal y como la realizamos los particulares, sino que se debe transitar por todo un procedimiento de contratación administrativa.
Por esta razón, es necesario que el abogado de empresa conozca las etapas lógicas que implica este procedimiento, que adquiera la facilidad de redactar ofertas para los diversos tipos de licitaciones, que conozca los montos de cada una de ellas, así como sus procedimientos específicos. Esto permitirá que la empresa se vuelva más competitiva, que pueda participar en el denominado “mercado público”, pero sobre todo que pueda ofrecer sus bienes y servicios al Estado, adquiriendo así a uno de los potenciales mejores clientes que existe, el cual se caracteriza por la permanencia de su consumo.