dc.description | Entre 1983-1986 realice una investigación sobre los movimientos obrero y campesino nicaragüenses. La primera parte, sobre el movimiento obrero, 1912-1950, la redacté en castellano, con la esperanza de que se publicara en Nicaragua. Sin embargo, creo que por el ambiente político reinante en el país en esa época, los tres artículos, —publicados posteriormente en La Revista de Historia y el Anuario de Estudios Sociales Centroamericanos, ambas de Costa Rica—, tuvieron poca difusión en los círculos académicos y sindicales nicaragüenses. Es por eso que he accedido a la generosa oportunidad de publicarlos que me brindan el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica y la Universidad Centroamericana.
No obstante, quiero hacer dos aclaraciones sobre los mismos. Realizados hoy estos artículos, probablemente habrían variado su enfoque. Mis investigaciones se habrían centrado más en las esferas culturales e ideológicas de las bases sindicales que en los dirigentes políticos y sindicales. Además, habría tratado las fuentes orales más como "textos" que como diáfanas ventanas de la conciencia social de la época, y, en fin, habría hecho un esfuerzo mayor para comprender el papel de la familia y de la mujer dentro del movimiento obrero.
Mi investigación intentó abarcar el conjunto del movimiento obrero nicaragüense durante los años cuarenta. Sin embargo, ya al concluirla me resultó evidente que quedaba aún mucho por investigar, tanto a nivel nacional como a nivel local. No fue sino hasta 1990, que pude regresar a la temática, estudiando más a fondo el período 1946-1950 sobre todo en lo que se refiere a los acontecimientos nacionales. En este sentido, la investigación resumida en el capítulo II, me había sugerido muchas interrogantes. Si en términos generales se podía diseñar la dinámica conflictiva entre las dos fracciones del movimiento obrero en su relación con el Estado, ¿por qué las bases obreras, en su gran mayoría de afiliación política liberal, optaron por apoyar a los socialistas en vez de a los oficialistas liberales? Asimismo, ¿cuál era el mecanismo mediante el cual Somoza podía articularse con la cultura política preexistente? ¿Cómo afectó el lento proceso de descomposición del artesanado a la cultura política y al movimiento sindical? Además, una relación mecánica entre el desarrollo capitalista y la conciencia de clase parecía inadecuada, por lo tanto quedaba pendiente todavía la descripción y el análisis de los componentes de la conciencia de clase de los afiliados al movimiento sindical.
La mujer desempeñó un papel muy importante en las luchas populares de Chinandega. Desafortunadamente no pude estudiar este aspecto de forma adecuada, debido a que las dirigentes que habían organizado sindicatos de modistas y domésticas, ya habían muerto y no pude encontrar ninguna militante de esos sindicatos. Otro problema relacionado con el anterior y que tampoco ha sido abordado en los estudios aquí publicados, es el de la familia. Los informantes describen un fenómeno que por lo menos ayuda a comprender el alto índice de mujeres jefes de familia en aquella época. Los empleos más comunes para las mujeres pobres eran en el mercado como "vivandera", como modista o como empleada doméstica -la última categoría representaba alrededor del 40% de la población femenina económicamente activa en 1950. Muchos patronos, jefes de familias acomodadas, abusaban sexualmente de sus empleadas. El patrón generalmente terminaba por engendrar "hijos por fuera" a la empleada, quien era despedida por esta misma razón, e iniciaba entonces un ciclo de pobreza. Este abuso machista no restringía sus efectos a la relación entre patronos y empleadas. Es decir que a la par que agudizaba tensiones clasistas, causaba también mucho dolor y conflicto entre hombres y mujeres de la clase trabajadora chinandegana.
A pesar de las innumerables limitaciones de la investigación, gracias al testimonio oral tenemos hoy una visión más amplia de las vidas, conciencias y luchas de la clase trabajadora nicaragüense de aquella época. | |