La historia de la filosofía es ciencia histórica y es a la par filosofía; reúne por tanto dos grupos de problemas y de cometidos. Como ciencia histórica, persigue el intento de darnos a conocer el más esencial tesoro de ideas de los fil6sofos del pasado y del presente. Nos proporciona para ello lo que vale la pena de saber de la vida, obras y doctrinas de estos pensadores. Pero no se contenta con presentarnos simplemente lo que fue, sino que trata de acercarnos a la inteligencia de ese tesoro ideológico, aclarándonos las ideas y conceptos que ahí ocurren. Esto se obtiene siguiendo en lo posible el nacer de aquellas ideas; situándolas en los principales movimientos de la especulación, en los grandes conjuntos sistemáticos y en las anchas corrientes del espíritu, encuadradas concretamente en el marco de las edades históricas y de los diferentes pueblos; y descubriendo finalmente los supuestos básicos y las últimas posiciones y actitudes que han constituido el suelo fecundo de donde han brotado los conceptos, problemas y sistemas de la filosofía.
Si la historia de la filosofía debe presentarnos las cosas tal como ellas fueron, de ahí se deduce ya un método determinado; primero habrá de darnos los hechos en constante contacto con las fuentes, y luego los ofrecerá con una absoluta objetividad e imparcialidad no empañada por prejuicios. La historia de la filosofía es por tanto, un continuo remitir a las obras de los filósofos mismos.