Empezaremos por tratar de dar un concepto, lo más claro posible acerca de los valores. A la pregunta: ¿Qué son los valores?, responderíamos diciendo que son las cualidades que poseen ciertos objetos llamados bienes. Estos nos conduce de inmediato a precisar el concepto de bienes que aparece explícito en la definición de los valores.
¿Qué son pues los bienes? Un bien es el objeto, sujeto o cosa más el valor que lleva incorporado. El valor es por lo tanto una parte del bien, la parte que lo califica al conferirle una calidad determinada. En este sentido podríamos decir que el valor, en relación al bien, es un adjetivo calificativo.
Después de definidos los valores y los bienes, pasemos a continuación a precisar un tercer asunto. Veamos. Si los valores son cualidades, cabe de inmediato la pregunta siguiente: ¿Qué tipo de cualidades son los valores?. La respuesta nos conduciría a afirmar que los valores son cualidades terciarias. La designación no implica de ninguna manera una disminución de rango con respecto a las cualidades primarias o secundarias, sino el momento en que esta cualidad llamada valor aparece.
Convendría poner un ejemplo para dejar claro el sentido de la afirmación anterior. Tomemos un objeto. Digamos una estatua. En este caso la cualidad primaria es la piedra, materia prima del trabajo posterior; la cualidad secundaria es el color, para algunos, los objetivistas, inherentes al objeto mismo, para otros, los subjetivistas, cualidad sensible que depende del sujeto que lo percibe. La cualidad terciaria sería la belleza en la cual para su formación concurre una triple condición: el objeto (la piedra); el escultor que hace de ella una obra de arte; y el sujeto que percibe por medio de su sensibilidad inherente la belleza que contiene la obra de arte.
Esta última cualidad, de acuerdo al concepto que hemos establecido inicialmente, sería el valor del objeto, la cualidad inherente que el mismo posee. La integración de ambos en una sola unidad, forma el bien, es decir, para el caso, el objeto más el valor que lleva incorporado.
El mismo razonamiento se puede hacer en el caso en que en vez de un objeto se trate de un sujeto. El ser humano. La virtud, la justicia, la bondad son valores que corresponden a las personas, no a las cosas. Igual que en el ejemplo anterior, el valor sería la cualidad o adjetivo que califica al sujeto.