En este ensayo reflexionamos sobre la posible integración de los proyectos formativos de la educación corporal y la interculturalidad. Nuestra propuesta es que, de la unificación de estos discursos, puede resultar una estrategia pedagógica capaz de propiciar la construcción de una escuela/sociedad inclusiva, construida sobre los pilares de la heterogeneidad y el afecto. Mientras que la educación corporal brinda la posibilidad de pensar procesos formativos dirigidos a cultivar la dimensión estético-afectiva del educando, la interculturalidad se encamina a la formación de un sujeto pedagógico crítico y conocedor de las estructuras históricas y epistémicas que condicionan la marginación de ciertos sectores sociales. Explicamos qué es la educación corporal y cómo se opone a la educación física positivista; qué es la interculturalidad y cómo se proyecta en el derrumbamiento de las estructuras estructurantes que ubican en una posición marginal a los sujetos que nos fueron integrados dentro de la narrativa colonial moderna; y damos cuenta de cómo se pueden dirigir ambos proyectos sobre la construcción de nuevas políticas de la diferencia.