Al igual que las deportaciones de mexicanos desde Estados Unidos, la población de estudiantes transnacionales provenientes de ese país ha crecido durante los últimos años; una consecuencia lógica del retorno de familias enteras de migrantes a México. La (re)inserción educativa de estos niños y jóvenes biculturales, y en muchos casos binacionales, significa un desafío pedagógico y lingüístico para el sistema educativo mexicano, y principalmente un reto burocrático y administrativo. A pesar de que en México la población migrante goza de pleno derecho a la educación, la falta de documentos de identidad ha impedido que estudiantes transnacionales tengan acceso a las escuelas mexicanas.