En este texto se aborda la problemática del diálogo interreligioso a través del análisis de reuniones entre académicos universitarios -creyentes y no creyentes- con representantes de distintas tradiciones religiosas. Estas reuniones muestran el potencial beneficio de un diálogo interreligioso empático y respetuoso. Se reconoce que uno de los puntos de mayor fuerza está en el reconocimiento del otro, lo que permite que los participantes tomen posición ante las estrategias de moralización e invisibilidad que operan como formas de negación de la alteridad religiosa. El ejercicio del diálogo abre vías para lograr la empatía, pero esta no se produce por sí misma sino a partir de un movimiento de la inteligencia y la voluntad.