El concepto moderno de patrimonio surgió junto con los Estados-nación como una herramienta política para incorporar en los ciudadanos una cultura común más o menos homogénea. Con el paso del tiempo se ha convertido en una forma de codificar la cultura que ha salido del control del Estado y que es sujeto de disputa debido a su capacidad de estructurar el espacio y las prácticas culturales. Este fenómeno se puede observar en la Huatápera de Uruapan Michoacán, inmueble patrimonial que desde hace más de una década se encuentra en medio de la generación de nuevos discursos sobre la posición social y política de los habitantes de Uruapan. A partir de la búsqueda de las prácticas de gobernanza de este espacio, se comenzó a dibujar una imagen de cómo los actores de Uruapan han construido una nueva forma de entender su ciudad a partir de una reelaboración del pasado desde un discurso étnico que responde a una legitimidad político-identitaria nacional y regional. En la configuración de este discurso, el patrimonio, como elemento metacultural, está jugando un papel muy importante que se puede observar en la apuesta de capital social y político que los uruapanenes hacen por su control. Por medio del análisis de estos flujos de capital social, en el discurso y las prácticas sobre el patrimonio, esta investigación propone que la participación en la gobernanza del patrimonio repercute en la configuración y legitimación de nuevas formas de politicidad, pero que esto no necesariamente implica que dichas formas sean más incluyentes o participativas. Al contrario, el discurso del patrimonio, como exaltación de la identidad cultural, es la razón por la que el control del mismo estará en disputa, ya que este discurso permite legitimar un orden social excluyente que el patrimonio hace perdurar.