En este trabajo se documenta una investigación cuyo objetivo fue analizar, desde una perspectiva crítica, las experiencias educativas en una escuela rural indígena de Yucatán y la contribución de estas en la educación intercultural de niños y niñas. Indagamos si asistir a esa escuela hace las diferencias en la vida de estos niñas y niñas, o bien, contribuye a mantener las condiciones en las que viven. A través de una metodología etnográfica, recopilamos información relacionada con tres ámbitos de interacción educativa y sus actores clave: docente, padres/madres y niños/niñas. Los resultados muestran experiencias escolares que generan condiciones para mantener las estructuras de exclusión de la población indígena. Las macroestructuras políticas, sociales y económicas derivadas del modelo occidentalizador ejercen una fuerte presión que han impactado en la vida de los actores educativos.