Mi contacto con la realidad de los inmigrantes mexicanos en la zona metropolitana de Nueva York ha implicado hacer conciencia no sólo de la pobreza en la que vive esta comunidad, sino también de la falta de oportunidades y opciones para enfrentar un medio tan competitivo y agresivo, ya que se ven obligados a sobrevivir en un contexto cultural que les resulta ajeno. La vida de los inmigrantes latinos en la ciudad de Nueva York les presenta cada día diferentes retos. Su estancia en la ciudad es una constante lucha por caminar, que empieza en un desierto árido y termina en un campo minado.