Sin paridad no hay democracia.
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Este artículo presenta un análisis del tema de las cuotas de género que equilibran el número de candidatas y candidatos a cargos públicos, como paso previo para avanzar en la estrategia de la paridad. La autora argumenta las dificultades que tienen las mujeres para participar políticamente, en función de los roles contrarios a la perspectiva de género, tales como la responsabilidad única del trabajo doméstico y las actividades relacionadas con el cuidado doméstico y las políticas públicas familiaristas que las mantienen e incluso las fortalecen, entre otros.La democracia ha sido clasificada de diversas maneras a fin de definir su calidad, las variaciones son casi tantas como los contextos desde los cuales se le describe y el acento se ha puesto por ejemplo en la representatividad, en la participación, en la jornada electoral o en la alternancia, entre muchas otras que finalmente, si se analizan desde el enfoque de género, la percepción cambia aún más. Dicho cambio tiene que ver con la manera en la que las mujeres participan políticamente en un país, en una localidad, el razonamiento fácil concluye con ligereza que la realidad contemporánea es distinta, que ahora las mujeres participan en muchos espacios antes impensables, que es visible su presencia, que ha aumentado el número de mujeres profesionistas, diputadas, senadoras, empresarias o directoras; si bien es cierto lo anterior habrá que matizar la idea que se tiene de dicha participación.
Universidad Iberoamericana León.